Variaciones de un día
por José Kozer

.
Sacred in its simplicity. Preparar los instrumentos
de trabajo, sentir
del cuarto hacia
la ventana la
presencia del
espacio, titubear
como es lógico
antes de comenzar,
paso primero la
incertidumbre:
acercar el bolígrafo
al cuaderno, alejarlo
(mental más que real)
mantener gacha la
cabeza, bajar la vista,
no pensar: y pasaron
las bandadas de
garzas a la hora casi
casi de siempre, no
las ve, las oyó, siete,
el guión y la formación
azul y blanco de la
bandada, mundo
flotante, las garzas
son sus gráciles
concubinas, bayaderas:
el libro que leyera anoche
quedó abierto sobre el
buró, su banco de
carpintería, cómo
tranquilizan los objetos
cotidianos, abre los ojos,
ahí están: pasó mala
noche, dolor de pecho,
de espalda a la altura
del omóplato izquierdo,
había leído un poema
de Hank Lazer, lo
compartió con su mujer,
años juntos resultan en
poder compartir el
esplendor, sacred in
its simplicity, ya no
titubeó.
Poca vida por delante dada su edad, ahora bien,
le quiten lo bailado:
las garzas, ciertos
incidentes, aciertos,
largos silencios,
aprender a ser
aprendiz del
desconocimiento,
o ahora mismo la
emoción siempre
renovada de leer,
ayer leyó tres horas
las garzas en unos
poemas ajenos,
biografía de
Alexander von
Humboldt, leyó de
la soledad de Goethe
cuarentón, su frialdad
(alejamiento) lo mucho
que necesitaba las
visitas de Humboldt
a Jena, a Weimar,
cómo lo estimulaban:
un Goethe tocado de
la frialdad del ser que
se considera superior,
el vientre abultado,
rostro abotargado,
fuerte vida interior
(anterior) vida que
a él no le atañe el
asunto es de Goethe.
En Salzburg la casa con la fachada de un amarillo
canario, las tres
mansardas y el
acopio de luz
aquella mañana
resaltando el color,
lo estival, los
primeros
transeúntes que le
trajeron a colación
ciertos amanecer de
mayo en Ámsterdam
cuando salía a
desayunar arenque
recién pescado
(nieuwe herring)
él había aprendido
a decir carbonara
en holandés, comió
carbonara una semana,
y Hals, Jan Steen,
Ruysdael, deambular,
y el día que vio a una
prostituta desnuda de
la cintura para arriba,
salida de un cuadro
de Rubens, se miraron,
sonrieron, cuán sencillo
y casi sagrado en su
simplicidad, se
entendieron.
Ser con ser y nunca volver (teshuvah) a ver.
Leer, canturrear, escuchar: hay que tener más vidas
que un gato (felis
silvestris) para leer
no ya todos los libros
sino unos cuantos
que habría que releer:
canturrear (“estás en
mi corazón”) aquel
bolero que cantaba
su madre quitando
el polvo a los muebles,
ordenando las sábanas
del jueves, limpieza
general una vez al
mes: la honraba y
se iba a su habitación
a despachar sus asuntos
canturreando, escuchar
a la tarde volar un
cuarto de hora, pasar,
limpiar guisantes, poner
a remojo un puñado
de garbanzos (San Juan:
“es lindo manosear esas
criaturas mudas”) la
salamandra, de ojos
botados, reaparecer
en un rincón del cielo
raso, ponerse el sol,
prender las lámparas,
la verdad de la casa.
.
.
VARIAÇÕES DE UM DIA
(tradução de Luiz Roberto Guedes)
.
Sacred in its simplicity. Preparar os instrumentos
de trabalho, sentir
do quarto até
a janela a
presença do
espaço, titubear
como é lógico
antes de começar,
passo primeiro
a incerteza:
aproximar a esferográfica
do caderno, afastá-la
(mental mais que real)
manter baixa a
cabeça, baixar a vista,
não pensar: e passaram
os bandos de
garças à hora quase
quase de sempre, não
as vê, as ouviu, sete,
o guia e a formação
azul e branco do
bando, mundo
flutuante, as garças
são suas gráceis
concubinas, garças-reais:
o livro que lera noite passada
quedou aberto sobre a
escrivaninha, seu banco de
carpintaria, como nos
tranquilizam os objetos
cotidianos, abre os olhos,
aí estão: passou a noite
mal, dor no peito,
do ombro à altura
da omoplata esquerda,
havia lido um poema
de Hank Lazer, que
compartilhou com sua mulher,
anos juntos resultam em
poder compartilhar o
esplendor, sacred in
its simplicity, já não
titubeou mais.
Pouca vida pela frente dada sua idade, está bem,
podem tirar o que já foi:
as garças, certos
incidentes, acertos,
longos silêncios,
aprender a ser
aprendiz do
desconhecimento,
ou agora mesmo a
emoção sempre
renovada de ler,
ontem leu por três horas
as garças em uns
poemas alheios,
biografia de
Alexander von
Humboldt, leu sobre
a solidão de Goethe
quarentão, sua frieza
(alheamento) o muito
que precisava das
visitas de Humboldt
a Jena, a Weimar,
como o estimulavam:
um Goethe tocado da
frieza do ser que
se considera superior,
o ventre avolumado,
rosto inchado,
forte vida interior
(anterior) vida que
não o preocupa é
assunto de Goethe.
Em Salzburgo a casa com fachada de um amarelo
canário, as três
mansardas e a
profusão de luz
naquela manhã
realçando a cor,
o verão, os primeiros
transeuntes que lhe
trouxeram por acréscimo
certas manhãs de
maio em Amsterdam
quando saía para
o desjejum de arenque
recém-pescado
(nieuwe herring)
ele tinha aprendido
a dizer carbonara
em holandês, comeu
carbonara uma semana,
e Hals, Jan Steen,
Ruysdael, perambular,
e o dia em que viu uma
prostituta nua da
cintura para cima,
saída de um quadro
de Rubens, olharam-se,
sorriram, quão singelo
e quase sagrado em sua
simplicidade, se
entenderam.
Ser com ser e nunca volver (teshuvah) a ver.
Ler, cantarolar, escutr: é preciso ter mais vidas
que um gato (felis
silvestris) para ler
não já todos os livros
mas uns quantos
que se devia reler:
cantarolar (“estás en
mi corazón”) aquele
bolero que cantava
sua mãe tirando
o pó dos móveis,
ajeitando os lençóis
da quinta-feira, limpeza
geral uma vez por
mês: era dignificante e
lá ia para seu quarto
despachar seus assuntos
cantarolando, escutar
pela tarde voar um
quarto de hora, passar,
lavar ervilhas, botar
de molho um punhado
de grãos de bico (San Juan:
“que bom tocar nessas
criaturas mudas”) a
salamandra, o olhar
demorado, reaparecer
num canto do céu
baixo, deitar o sol,
acender as lâmpadas,
a verdade da casa.
(Nota — “Teshuvá”, no judaísmo, significa ‘arrependimento’.)
.
.
José Kozer. La Habana, Cuba, 28 de marzo de 1940. Vive en USA desde 1960. Enseñó español y literatura en lengua castellana en Queens College, CUNY, de 1965 a 1997. Reside en Hallandale, Florida. Su obra ha sido traducida parcialmente a diversos idiomas, se ha publicado en numerosas revistas y periódicos, a la vez que ha sido estudiada en varias tesinas y tesis doctorales. Entre sus últimos libros se encuentran Bajo este cien (dos ediciones, en México y Barcelona), Carece de causa (dos ediciones, ambas en Buenos Aires), Ánima (México), No buscan reflejarse (La Habana), Farándula (México), y dos libros en prosa, Mezcla para dos tiempos y Una huella destartalada (ambos publicados en México por la Editorial Aldus). Visor editores de Madrid publicó recientemente una amplia antología de su obra titulada Y del esparto la invariabilidad, y Monte Ávila Editores de Caracas publicó otra antología suya tituladaTrasvasando. Es autor de 58 libros de poesía. E-mail: jkozer@comcast.net
.
sobre o tradutor:
Luiz Roberto Guedes é poeta, escritor, publicitário e compositor. Publicou, entre outros, O mamaluco voador (2006), Alguém para amar no fim de semana (2010), Erosfera (2017) e Como ser ninguém na cidade grande (2018). E-mail: lrguedes@hotmail.com

Comente o texto